Mi nombre es Baltazar
y mi corazón no es normal
fue reparado hace un tiempo atrás
porque dejó de funcionar
yo decía: quebrado ha de estar.
Mi corazón fue reemplazado
por un reloj agazapado
que hace ruidos extraños
porque las tuercas se han oxidado
ahuyentando a quienes amo.
Pero aquello ya lo tenía presente
porque quien reparo mi corazón
me dijo que esto traía una condición
no enamorarme jamás
puesto que el reloj podría estallar
haciendo daño a los demás.
Demasiada emoción estaba prohibido
ya que mi reloj estaba podrido
y el amor es la emoción más fuerte que ha existido.
Pero en el fondo yo ya sospechaba
que no valía la pena vivir la vida
sin la pasión del amor sentido
es decir, soy un porfiado sin motivo.
Así terminé enamorándome de ella
hermosa, querida Helena
de una preciosa y salvaje melena
vertiginosas curvas, rincones y cuevas
de geografía distintivamente bella
y un torrencial carácter digno del planeta tierra.
La mecánica del corazón llega hasta acá
pues lo que continúa
escrito jamás ha de estar
o sea que no se puede captar
aquel momento decisivo
que nos distingue del animal
eso de lanzarse al vacío
sabiendo que todo puede salir mal.
Lo que sí les puedo decir
-cuestión que se sabe hasta la fecha-
es que con precisión de flecha
y en pleno juego
yo fui la mecha
y ella fue el fuego.
El Chirigüe
Excelente poema, amigo mío. Ilustra, a mi juicio, de manera acertada lo que sucede cuando la pasión toca el corazón: el fuego se apodera de la máquina y ya no somos los mismos.
ResponderEliminarLlegué aquí por recomendación de uno de Uds. No sé su seudónimo, y no revelaré su identidad, pero de seguro seguiré visitando este blog. Me apasiona la poesía y me alegra saber que aún hay poetas dispuestos a regalarnos momentos de belleza en las palabras.