La mañana es un destello, como el primer amanecer
El chirigüe hace su canto etéreo, como el primer pájaro en aparecer.
Elogios para la canción, aquella que vive en mi corazón
exquisita es la palabra de la locura, gritando: “yo tengo razón”.
De tu cuerpo es dulce la miel que brota, iluminada por el sol
es como el primer rocío de la flor, aquella bendición que no se agota.
Elogios para la dulzura de tu húmedo jardín
que cuando se presenta, no tiene fin.
¡Mío es el sol, mío es el radiante amanecer!
que surgió de una luz, que el Demiurgo no pudo ver.
Doy gracias con sonrisa a esa cálida mañana
la única que presta cobija como un chaleco de lana
o sea que no hay que ir deprisa para disfrutar la semana
ni nadie que nos exija tener una mirada más lejana.
La mañana es un destello, como el primer amanecer
El chirigüe hace su canto etéreo, como el primer pájaro en aparecer.
Elogios para la canción, aquella que vive en mi corazón
Elogios para la palabra, aquella que brota con amor.
El Chirigüe
El chirigüe hace su canto etéreo, como el primer pájaro en aparecer.
Elogios para la canción, aquella que vive en mi corazón
exquisita es la palabra de la locura, gritando: “yo tengo razón”.
De tu cuerpo es dulce la miel que brota, iluminada por el sol
es como el primer rocío de la flor, aquella bendición que no se agota.
Elogios para la dulzura de tu húmedo jardín
que cuando se presenta, no tiene fin.
¡Mío es el sol, mío es el radiante amanecer!
que surgió de una luz, que el Demiurgo no pudo ver.
Doy gracias con sonrisa a esa cálida mañana
la única que presta cobija como un chaleco de lana
o sea que no hay que ir deprisa para disfrutar la semana
ni nadie que nos exija tener una mirada más lejana.
La mañana es un destello, como el primer amanecer
El chirigüe hace su canto etéreo, como el primer pájaro en aparecer.
Elogios para la canción, aquella que vive en mi corazón
Elogios para la palabra, aquella que brota con amor.
El Chirigüe
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