Al
jardín en el iris
De
la bella mañana amarilla,
Que
llega en tierna brisa
A
teñir mis atardeceres
De
naranjas y cerezas, llevadas
Serena
y lentamente dispersas
Por
una sombra nocturna
Hurgando
mundos ocultos
En lo profundo
De
madrugadas purpura
Tu
enceguecedor amanecer
Es
la garúa que refresca
El
alma que se manifiesta
En
el musgo de los bosques
Que
respiran aliviados,
Donde
solo puedes oír
A
los duendes entre espesa vegetación
Silbando
tu regreso anunciado
Por
las lejanas montañas de zafiro rojo
Que
en transparencia luminiscente
a contra luz
Entregan
la gama de colores
Que
siento en mi interior
Al
saber que vienes
Sol.
Infinico
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