En
mi interior
mi
ser se contenta con la brisa
de
una tarde de sol,
bajo
parrones que lo entregan a picadillos
en
mi silla de mimbre
descalzo,
observando al sembradío
crecer
en regadíos de música,
que
en torsión por decisión natural
ordena
geométricamente
sus
estructuras vegetales
traduciendo
tonalidades
que
degradan en colores
hacia
gamas inexploradas
de
este marco
en
un vasto afuera de cada uno
y
el de todos
Así
perecerá mi carne
Dejando
desvestido al óseo
Y
al luminoso libre de bordes.
Infinico
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